Sacerdocio.

El Sacerdote en el A.T era un hombre que tenía el ministerio de ser interceptor del pueblo ante Dios, es decir un mediario para ofrecer sacrificios en el altar. Jesús en el nuevo pacto hace un nuevo camino, y lo relevante es que aquel santuario de sacrificios es sustituido por una obra que nos hace un puente directo con nuestro Dios. Una de las realidades tan fundamentales de nuestra vida en el nuevo pacto es que somos Sacerdotes, sin intermediarios. _

Moisés recibió las instrucciones sobre un sistema de sacrificios, y el lugar de los sacrificios era muy especial, cada detalle, el diseño mismo correspondía a la sombra de Jesús y Su obra de redención. El templo estaba  dividido en tres partes: el atrio, que era un patio grande, el lugar santo y el lugar santísimo, como piezas o  tiendas divididas por una gruesa tela llamada el velo y donde solamente el sumo sacerdote podía ingresar. El Señor designó una tribu en ese entonces para que le sirviera de esa forma muy sagrada; la tribu de Leví específicamente los descendientes de Aaron presentaban cada año sacrificios de animales por los pecados de todo el pueblo, entre otros rituales.

El hecho fue que al dar Jesús su vida, fue el sacrificio perfecto por nosotros, el velo del templo literalmente se partió en dos y fue el principio de un nuevo pacto.
Hebreos 10: 19,20 dice:
 "Así que hermanos, teniendo libertad para entrar en el lugar santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que el nos abrió a través del velo, esto es de su carne" Su cuerpo herido, la sangre, esas llagas partieron el velo para que pudiésemos tener acceso al lugar santo, el nuevo pacto creó acceso a Su presencia, ahí comenzó un nuevo sacerdocio, el nuestro.

Nuestra posición como sacerdotes nos da funciones según 1 Pedro 2:5 
" vosotros también como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo."
Entonces considerando que podemos entrar a la presencia de Dios, recibir de su gracia, entregamos nuestro ser, para dejar fluir su Espíritu en nuestros pensamientos y acciones en cualquier espacio. Nuestro Sumo sacerdote Jesús que está a la diestra del Padre es el que intercede directamente en el trono por nosotros y a cada uno nos corresponde interceder, unos por otros.

Las funciones del sacerdote:

Consultar a Dios para conocer su voluntad y transmitirla al pueblo. Dt 17:9, 11

Instruir al pueblo en la ley de Dios. Lev 10: 11 Esd 7: 10

Servir de Juez en casos legales o de controversias. Dt 17: 8, 9

Animar al pueblo para la batalla. Dt 20: 2,4

Ser interceptor del pueblo ante Dios, haciendo expiación por los pecados del pueblo por medio de sacrificios.

Servir en las cosas sagradas del tabernáculo o el templo. Ex 27:21

Llevar el arca de la alianza en ocasiones especiales. Num 4: 15 Jos 6:6

Servir como escriba. Esd 7: 6 Nehemías 8:9

Ser tesorero de los diezmos y las contribuciones. Neh 10:38

Recolectar los diezmos del pueblo. Hechos 7:5
Por el poder purificador de Jesús del cual somos cubiertos estamos aptos en todas las funciones de un antiguo sacerdote.
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