La lengua.


A juzgar por lo común de su práctica, aún entre personas que profesan ser cristianas, tal parece que muchos estan confundidos con la naturaleza y la malignidad del chisme. Escribiendo acerca de esto, alguién dijo lo siguiente: Muchos confunfen el chisme con la calumnia. La calumnia es un reporte dañino y falso de una persona. Mientras que el chisme es propagar cualquier reproche o cosa dañina acerca de una persona, ya sea falsa o verdadera, cuando no hay razón justificable para hacerlo.

Estos textos no dicen que el chismoso propaga mentiras, sino que revela secretos, información innecesaria que puede dañar  al otro. Lo mismo vemos en Pr. 17:9: “El que cubre la falta busca amistad; mas el que la divulga, aparta al amigo”. La palabra que se traduce como “falta” significa “defecto, infracción, maldad, ofensa, transgresión”. En este caso parece referirse al individuo que ha sido ofendido o dañado por un amigo, pero en vez de divulgar a otros lo que le ha hecho, cubre su falta.

Al hacerlo de ese modo esta persona está imitando a Dios, en vez de imitar al Diablo. Dios diseñó una obra de redención para cubrir nuestras faltas, mientras el Diablo se encarga de publicarla (la palabra “diablo” significa “difamador”; comp. 1Tim. 3:13 – del gr. diabolos). Cuando descubrimos el secreto de alguien lo estamos desnudando en vez de cubrirlo.

Y el problema se agrava por hecho de que el chismoso siempre encontrará personas dispuestas a escucharlo. Dice en Pr. 18:8 que “las palabras del chismoso son como vacados deliciosos, y penetran hasta el fondo de las entrañas”. Pero no olvides que es un manjar envenenado,y que tan pecaminoso es que lo cuentes a que te deleites en escucharlo.

“El malhechor escucha a los labios perversos – dice en Pr. 17:4, [y] el mentiroso presta atención a la lengua detractora”. Pero del justo se dice en el Salmo 15:3 que no admite reproche alguno contra su vecino.

El artículo que cité hace un momento contiene algunas directrices muy sabias y muy bíblicas en cuanto a lo que debemos hacer con los chismosos. Escuchen algunos:

1. Esfuérzate en no escuchar chismes, aún cambiando de círculo de amigos si es necesario (Pr. 20:19 – “el que anda murmurando revela secretos, por tanto no te asocies con el chismoso”; Pr. 22:3 “el avisado ve el mal y se esconde”).
2. Cuando alguien empiece a contarte algo no edificante acerca de otra persona, interrúmpelo y pregúntale si es algo que la persona no presente probablemente preferiría que no supieras.
3. Pregúntale si tiene permiso de la otra persona para contártelo.
4. Si se está quejando de la otra persona, pregúntale si ya le expresó su queja a esa persona en privado (Mt. 18:15ss). “Trata tu causa con tu compañero, y no descubras el secreto a otro” (Pr. 25:9).
5. Si no es la primera vez que esta persona te cuenta chismes, dile que de ahora en adelante no quieres que lo vuelva a hacer; dile que tú deseas tratar a los demás como a ti te gustaría ser tratado. Y si se trata de un creyente, dile que de continuar haciéndolo tendrás que actuar con él a la luz de Mt. 18:15ss. Recuerda que debes temerle a Dios y no a los hombres.
6. Reflexiona si a veces pides detalles sólo por curiosidad, y proponte no seguir consintiendo tu curiosidad. No pidas sin necesidad secreto de otros.
7. Habla menos; recuerda que “en las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente” (Pr. 10:19).

Pero la mejor decisión que puedes tomar es la de usar tu lengua para hacer el bien. En Efesios 4:29 no se limita a advertirnos contra las palabras corrompidas, sino que nos exhorta a usar nuestra lengua como un instrumento de gracia: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” (Ef. 4:29). En una entrada posterior veremos lo que incluye este aspecto positivo del texto.

© Por Sugel Michelén. Todo pensamiento cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

La Calumnia.

Calumniar es hacer una declaración verbal falsa que daña la reputación de alguien. La calumnia difiere ligeramente de un panfleto, puesto que el panfleto es una difamación escrita del carácter; la calumnia es algo hablado. La biblia dice mucho acerca de la calumnia, tanto en el antiguo como en el nuevo testamento (Proverbios 10:181 Pedro 2:1). La calumnia está a un nivel tan alto en la lista que Dios hace de los agravios, que la incluyó en los diez mandamientos. El noveno mandamiento dice, "No hablarás contra tu prójimo falso testimonio" (Éxodo 20:16). El dar falso testimonio incluye la calumnia por causa de las falsedades que se han esparcido. La calumnia es simplemente mentir acerca de alguien con la intención de hacer que otros vean a esa persona de manera negativa.

Calumniar es mentir de manera malintencionada, y Dios odia la mentira (Proverbios 6:16-1912:22). Ya que Dios es el autor de la verdad (Juan 14:61 Juan 5:6), cualquier falsedad es contraria a Su naturaleza y, por lo tanto, repugnante para Él. Tanto la calumnia como el chisme es malo, y la escritura a menudo los condena (Levítico 19:16Proverbios 16:272 Corintios 12:20). El chisme recopila los secretos de alguien y los pasa a otras personas; la calumnia crea sus propios secretos y los difunde donde sea que puedan hacer más daño.

El nuevo testamento menciona la calumnia como parte de nuestra vieja naturaleza pecaminosa. La calumnia no tiene lugar en nuestras vidas cuando nos convertimos en nuevas criaturas en Cristo (2 Corintios 5:17). Colosenses 3:7-8 dice, "en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca". Nuestras palabras deben estar dedicadas a la gloria de Dios, así como nuestros cuerpos (Romanos 12:1-2Efesios 4:29). Aquellos que conocen a Dios tienen la responsabilidad de abstenerse de calumniar: "Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así" (Santiago 3:9-10). La calumnia es una práctica que debe morir si tenemos la intención de seguir a Jesús (ver Romanos 6:11-14).

En Romanos 1:28-32, Pablo enumera muchas características de una mente depravada, y la calumnia se incluye en esta lista (versículo 30). Cuando calumniamos a otros, elegimos estar fuera del camino que Dios ha diseñado para nosotros. Él no va a participar con nosotros en nuestros intentos de destruir a alguien con nuestras palabras. La calumnia viene del corazón, y cuando somos tentados a hablar falsedades respecto a una persona, primero debemos examinar nuestros corazones para ver qué raíces horribles están produciendo esos deseos. Jesús dijo, "Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias" (Mateo 15:18-19). Dios quiere que veamos que el difamar a alguien es un indicador de que nuestros corazones no están bien con Él. Un deseo de calumniar puede brotar de una raíz de amargura (Hebreos 12:15), de una herida no resuelta (1 Pedro 3:14-16), de falta de perdón (2 Corintios 2:10-11Efesios 4:32), de los celos (Gálatas 5:202 Corintios 12:20), o de otros pecados del corazón.

La solución de Dios para la calumnia es amarnos los unos a los otros (Juan 13:34). No calumniamos a personas que amamos (1 Corintios 13:4-7). El amor quiere lo mejor para los demás, y eso significa guardar su reputación, así como guardamos la nuestra (Mateo 7:12). "El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor" (Romanos 13:10). Cuando nos centramos en obedecer al Señor amando como Él nos ama, la calumnia no nos va a tentar. 

https://www.gotquestions.org/Espanol/biblia-calumnia.html



Comentarios

Entradas populares