Mateo 12: 31

Jesús dijo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; más la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo, ni en el venidero. Mateo 12: 31, 32

En esta escena en Mateo 12 podemos ver a Jesús primero hablando sobre el día de reposo con los fariseos, mientras realizaba milagros delante de ellos, el mesías leía sus pensamientos que traspasaba la incredulidad, para decir que esos milagros provenían del mal. Entonces una vez más les da una afirmación sobre Su identidad, y con la aclaración sobre el único pecado que no será perdonado será el de atribuirle a Satanás obras benignas por parte de Dios. Siendo testigos presentes a Jesús entre ellos, estaban completamente anestesiados o cegados ante la gloria de Cristo.

Como Jesús estaba como ser humano, el poder para realizar prodigios y maravillas venían por el ES como agente divino, pero aquellos fariseos o hasta los mismos discípulos todavía no tenían un conocimiento claro sobre quien era el ES, por eso capaz no comprendían la fuerza de sus palabras. En ese momento estaba revelando que el ES es una persona divina, y los milagros eran gracias a su poder. Los judíos adoraban a un solo Dios, eran monoteístas, conocían sobre las teofanías del AT, entonces es un poco más comprensible sus creencias sobre que Jesús era un falso maestro; pero El les abre la mente para revelarse en un Dios trino.

El término blasfemia puede definirse en el concepto bíblico como una negación del poder y la divinidad de Dios; es una profanación desafiante. Los fariseos van más allá de no solo creer, sino también afirmar que Jesús estaba en una forma de posesión por espíritus malos. En la actualidad también existe ese pecado, que es maldecir a Dios, dando mérito de obras perversas, no por ignorancia de quién es El, sino es una actitud del corazón hostil que se niega a necesitar de un salvador santo.