El temor a Dios

  Muchas palabras podemos decir sobre lo que cada nación necesita para ser bendecida, como el amor, la solidaridad, el respeto, y todas esas cualidades son válidas. Pero existen otros factores importantes como la educación, la formación en el aprendizaje, y hasta la misma palabra dice por falta de conocimiento perece mi pueblo.

Las naciones más prósperas son las que más invierten en la educación y el trabajo. En los países americanos podemos ver el desbalance o poca inversión justamente en esos aspectos, aun así, también somos el continente donde más la gracia de Dios se derramado y manifestado.

Una ciudad llamada Almolonga de Guatemala es noticia desde hace tiempo, debido a la transformación de sus habitantes, después de ser una tierra en extrema pobreza, ciudadanos muy corruptos, se convirtió en la más fértil y personas cristianas de la región. El motivo fue gracias a unos misioneros que plantaron las semillas del evangelio en ese lugar. La semilla plantada en buena tierra creció, se multiplicó, muy pronto aquella ciudad se llenó de personas consagradas. 

La semilla es la palabra de Dios. La tierra son las personas y el cultivador es Dios. Para que la semilla germine depende de la tierra y el crecimiento de la misma de muchas condiciones como el clima, el riego, los insecticidas, etc.  Así mismo es nuestro proceso con Dios, y el proceso de cada persona es diferente. Es importante conocer la biblia pero también comprender espiritualmente. No podemos razonar siempre a nivel humano todo lo que sucede porque nadie conoce a profundidad la mente de Cristo, por eso dice ¿Quién ha conocido la mente del Señor, quien ha sido su consejero?

Para construir una sociedad, es necesario poseer conocimiento más comprensión para actuar con la sabiduría que viene solo de Dios. Cada vez que nuestras acciones estén direccionadas en la palabra, en el temor a Dios, se producirá cambios para bién. Las buenas acciones son anotadas para los galardones que vamos a poseer en los cielos nuevos y la nueva tierra. 

2 Timoteo 4.8 En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor juez justo, me entregará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

1Pedro 5.4 Y cuando aparezca el príncipe de los pastores, recibiréis la corona inmarcesible de gloria.

El temor a Dios hace a una nación grande. El temor para nosotros es la reverencia, admiración y amor a El.

Porque nuestra ciudadanía está en los cielos donde también esperamos ansiosamente a un Salvador, el Señor Jesucristo. Fils 3. 20



¡Jesús bendice a las naciones!

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