La mies

Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir.
Y les decía: la mies a la verdad es mucha, más los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
Jesús estaba pensando en el mensaje que debían recibir todos los que se quedarían al partir el junto a su Padre, eran tantos los que todavía no conocían el evangelio, que comparó a la mies que se debía cosechar.


Jesús primero le reveló su identidad a sus discípulos, después esa misma identidad había tocado la vida de otras personas a quienes sanó, liberó, y transformó ese ambiente en una atmosfera que se expandía a bendecir a más personas, con su mensaje de salvación. Aun así, eran demasiados los que debían ser alcanzados y hasta hoy lo sigue siendo; por eso mismo les instó a orar a Dios y también nos insta a nosotros para que el mismo se encargase de dar ese querer como el hacer a sus escogidos para seguir hablando de la revelación divina, en el conocimiento del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.


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