Yom kippur
«Ustedes tendrán esto por estatuto perpetuo para hacer expiación por los israelitas, por todos sus pecados, una vez cada año». Tal como el Señor lo ordenó a Moisés, así lo hizo (Lv 16:34).
El Día de Expiación, cuya fecha es el décimo día del séptimo mes según el calendario sagrado, es una de las siete fiestas de tres tiempos. En los tiempos del Antiguo Testamento, el sumo sacerdote entraba solo en el Lugar Santísimo una vez al año en el Día de Expiación para expiar todos los pecados del pueblo.
El Día de Expiación se originó con la obra de Moisés. Cuando los israelitas fueron liberados de Egipto y entraron en el desierto, Dios llamó a Moisés al monte Sinaí para darle al pueblo su ley, que era necesaria para ellos. Moisés fue llamado por Dios y subió al monte, y después de ayunar cuarenta días recibió las tablas de piedra en las cuales Dios mismo había escrito los diez mandamientos, y descendió de la montaña.
Sin embargo, los israelitas abajo de la montaña pensaron que seguramente Moisés había muerto porque no descendía del monte en cuarenta días. Como pensaron que habían perdido a su líder, propusieron crear un dios que los guiara hasta Canaán y finalmente hicieron un becerro de oro y adoraron al ídolo comiendo, bebiendo y bailando alrededor de él. Cuando Moisés descendió del monte, vio esta terrible escena que lo enfureció tanto que arrojó las tablas de piedra con los diez mandamientos de sus manos y las quebró al pie del monte. Ese día, estalló un conflicto interno y tres mil personas fueron muertas. Entonces los israelitas se arrepintieron profundamente de sus pecados y se despojaron de todos sus atavíos, y Moisés también pidió a Dios perdonar el pecado del pueblo (Ex 32-33).
Como resultado de su sincero arrepentimiento, Dios permitió que Moisés subiera otra vez al monte Sinaí para recibir las segundas tablas con los diez mandamientos. El hecho de que los israelitas recibieran las nuevas tablas de los diez mandamientos, que habían sido quebradas, contiene la misericordiosa voluntad de Dios de perdonar su pecado. Moisés subió otra vez al monte Sinaí y, después de ayunar cuarenta días, recibió los diez mandamientos por segunda vez, y el día en que descendió del monte se estableció como el Día de Expiación (Ex 34).
En los tiempos del Antiguo Testamento, en el Día de Expiación se presentaban a Dios las ofrendas por el pecado: un becerro para los sacerdotes y un macho cabrío para el pueblo, y había otro macho cabrío además del que era usado para los pecados del pueblo. El sumo sacerdote tomaba dos machos cabríos y echaba suertes por ellos; una suerte iba para Dios y la otra para Azazel. Después de ofrecer el primero como ofrenda por el pecado, el sacerdote ponía todas las maldades y rebeliones de los israelitas, todos sus pecados, en el macho cabrío por Azazel, imponiéndole las manos en la cabeza, y lo enviaba a un lugar inhabitado en el desierto.
Según la religión judía, en la actualidad, Yom Kipur dura alrededor de 25 horas y comienza con la puesta de sol y termina en el ocaso del día siguiente.
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