Libres para alabar


Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David con un efod de lino. Así David y toda la casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta. 2 Samuel 6: 14, 15


¿Aleluya! Alabad a Dios en su santuario; alabadle en su majestuoso firmamento. Alabadle por sus hechos poderosos; alabadle según la excelencia de su grandeza. Alabadle con sonido de trompeta; alabadle con arpa y lira. 
Alabadle con pandero y danza; alabadle con instrumentos de cuerda y flauta. Alabadle con címbalos sonoros; alabadle con címbalos resonantes. Todo lo que respira alabe al SEÑOR. ¡Aleluya! Salmos 150:1-6

Salmos 145: 4 Una generación alabará tus obras a otra generación, y anunciará tus hechos poderosos. 
Cuando de música se trata, hay tanto por decir pero en este blog vamos a hacer una reflexión sobre la música que son hechas para Dios. Las canciones que son hechas para Dios se clasifican en dos estilos que son de alabanza y las músicas de adoración. 

David era uno de los grandes compositores en el antiguo testamento; tanto fue el anhelo de su corazón en adorar, que todo el tiempo estaba haciendo nuevas letras, nuevos ritmos instrumentales, nueva música. 
Cuando Dios desea que recordemos sus bondades para con nosotros lo hace atravez de las canciones. En la biblia encontramos muchas de esas canciones, que cuenta como estaba presente a lo largo de siglos, cuando los libró de mil maneras, y cuando pasaron tiempos difíciles. Atravez de cada situación se glorificó Dios.

Existen varias ideas sobre la música especialmente como debe ser para Dios.
Si David danzaba quiere decir que eran ritmos alegres, al son del arpa y del salterio.

Entonces, la música de alabanza debe ser alegre, como un bálsamo para el alma. Pero con atención en su contenido y al ritmo. Una música cristiana no puede tener letras con doble mensaje, que alaben a Dios y al hombre, o letras que insinúen amor a Dios, y amor a un enamorado/a. Lo que se dirige hacía Dios siempre debe ser consagrado para él. Salomón escribió un libro llamado cantares, pero sobre ese libro muy raras veces se predica un mensaje; porque como él tenía más de mil mujeres, es muy posible que varios pasajes fuesen para ellas. Entonces son mensajes más bién para amar al esposo/a. 
El ritmo también debe tener sus límites. Según varios estudios científicos cognitivos lo que escuchamos influye en nosotros y en todos los seres vivos.  Mental y físicamente. 
Las músicas fuertes, con mucho sonido de la batería, al estilo rock metalero altera nuestra mente, muchas veces influye hacia los voceos y la violencia. Las músicas al estilo hip hop, reguetón, también altera nuestros sentidos llevándonos a la euforia, y movimientos inapropiados. Existen además otros ritmos intermedios que debemos analizar más.
Cuando vamos a hacer música o cantar dirigiéndonos a Dios, primero vemos el contenido, si exalta su persona, si está teológicamente bién en la letra, y si no pronuncia el ritmo a alterarnos en tal forma que ya nos distraiga del objetivo que es pensar en lo espiritual. 
Las canciones más espirituales son al ritmo suave, con melodías que nos lleva a pensar más en lo que escuchamos, llevando nuestra alma a la profundidad del poder del Espíritu Santo para ser libres del mundo exterior, a esas canciones se las denomina música de adoración.
Dios quiere que le alabemos de forma alegre, con algarabía, como también llevando nuestro ser interior hasta el trono celestial, donde experimentemos su presencia.
 Lo más importante en todo lo que hacemos es tener el anhelo de dar gloria a Dios.









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