Princesa ponte la armadura.
El plan de Dios para enviar a su Hijo fue de la forma más sencilla eligiendo a una humilde mujer para que lo lleve en su vientre por unos meses, le sostenga en su crecimiento, hasta el tiempo en el que activaría su propósito.
En Lucas, el ángel Gabriel, dijo a María: El Espíritu Santo vendrá sobre Tí, y el poder del Altísimo vendrá con su sombra; por lo cual también el Santo ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
Así fue que María convencida y asustada aceptó el llamado de ser la madre de Jesús en todos los años que estuvo sobre la tierra, siendo parte de su ministerio. Pero tal fue el realce que Jesús dio a María que además aceptó su petición al hacer el primer milagro en una boda. A esas alturas en la vida del mesías, después de su infancia, su madre tenía aclarado el panorama de que Jesús era más que un carpintero. Tal vez tenían conversaciones muy profundas donde el respondía a sus preguntas, confirmaba sus dudas, con las enseñanzas que desde cuando era solo un niño disertaba con autoridad.
Así María se armó de valor para los años difíciles, especialmente ese misterio revelado se hizo fuerte en esas últimas horas viendo su ser desgarrándose en sangre en una cruz.
La misión de las mujeres en el surgimiento de la iglesia fue trascendente, porque Dios las estableció como columnas para sostener el gran ministerio de los apóstoles, discípulos, y en el evangelismo.
Desde esos acontecimientos en oriente medio, las mujeres se levantaron de forma relevante en muchas áreas de la sociedad.
En la parábola de las diez vírgenes que fueron con lámparas encendidas para recibir al esposo, cuenta que a cinco de ellas se les apagó por falta de aceite, entonces tuvieron que volver para comprar lo que necesitaban, mientras llegó el esposo. Entonces en las últimas palabras Jesús da el mensaje enfatizando en la preparación de su segunda venida en la tierra. Velad, pues, porque no sabéis el día, ni la hora en el que el Hijo del Hombre ha de venir.
Despues de más de dos mil años, más que nunca esto se debe hacer presente, porque las señales se acentúan; Jesús vendrá como rey y juez.
Muchos ven como un cuento de hadas muy lejano; pero la realidad es que no será una dulce historia, más bien será una serie profética apocalíptica.
Princesa, debes ponerte tu armadura para ser columna, y saeta en manos de Dios, así como las guerreras del primer siglo. Se levantaran más hombres conforme al corazón de Dios para dar el mensaje, y a las mujeres nos corresponde estar firmes, portando la luz, porque los tiempos son malos.
Las tinieblas se profundizan, mientras muchos duermen.
Por eso, si les dicen: ¡Miren que está en el desierto!, no salgan; o: ¡Miren que está en la casa!. no lo crean. Porque, así como el relámpago que sale del oriente se ve hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del hombre. Mateo 24: 26. 27
Así nos lo ha mandado el Señor: "Te he puesto por luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra". Hechos 13: 47



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