Josías

 Josías fue uno de los lideres más significativos del antiguo testamento. Pertenecía a la descendencia monárquica de Israel, hijo del rey Amón, su madre Jedida hija de Adaía, de Boscat y nieto de Manases. Amón reinó en Judá con maldad y corrupción, pero a pesar de eso Josías decidió un camino diferente, a medida que crecía demostraba un interés genuino en conocer y obedecer la palabra de Dios. Cuando subió al trono era de ocho años; reinó en Jerusalén treinta y un años.  Se le entregó a temprana el reino por que su padre fue asesinado por sus enemigos, entonces siendo un niño tenía el desafío de pensar como adulto, y la responsabilidad de gobernar bién al pueblo. Pero Josías aun a pesar de su edad encontró sabiduría al escuchar las palabras de su abuelo para hacer todo lo opuesto de lo que ellos venían haciendo desde hacía décadas desobedeciendo al Dios verdadero. La nación estaba en pecado, idolatría.

El gobierno de Josías presenta secuencia en eventos en dos etapas; primero la purificación de las prácticas religiosas en Judá, Jerusalén y Neftalí, después una continua reforma destruyendo todos los altares a dioses falsos.


Josías mandó a reparar el templo y fue entonces que el sacerdote Hilcías encontró el libro de la ley de -Moisés, pues en ese tiempo no conocían las escrituras porque muchas décadas la habían abandonado.

En el año dieciocho de su reinado, el rey Josías mandó a su cronista Safán, hijo de Asalías y nieto de Mesulán, que fuera al templo del Señor. Le dijo: preséntate ante el sumo sacerdote Jilquías y encargarle que recoja el dinero que el pueblo ha llevado al templo del Señor y ha entregado a los porteros. Ordena que ahora se les entregue el dinero a los que supervisan la restauración del templo del Señor, para pagarles a los trabajadores que lo están reparando. Que les paguen a los carpinteros, a los maestros de obras y a los albañiles, y que compren madera y piedras de cantería para restaurar el templo. Pero no les pidan cuentas a los que estan encargados de pagar, pues ellos proceden con toda honradez. El sumo sacerdote Jilquías le dijo al cronista: he encontrado el libro de la ley en el templo del Señor. Entonces se lo entregó a Safán, y éste despues de leerlo. fue y le informó al rey:
Los ministros de su majestad han recogido el dinero que estaba en el templo del Señor, y se lo han entregado a los trabajadores y supervisores. El cronista Safán también le informó al rey que el sumo sacerdote Jilquías le había entregado un libro, el cual leyó en su presencia.
Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestiduras. 2 Reyes 22. 3, 10
Tanto fue su indignación al leer el rollo de las leyes en el pentateuco que rasgó sus vestiduras, fue entonces que empezó una profunda restructuración en su gobierno, avivando la fe en el pueblo.

La vida de Josías nos enseña que a pesar del entorno familiar, o las circunstancias adversas podemos ser diferentes siendo personas de fe para la gloria de Dios.

 






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