Diferencias. Amor & sexualidad
El sexo y los jóvenes.
Definamos primero el amor, para luego entender mejor qué es y para que es el sexo.
El amor verdadero:
_no es un sentimiento ciego y descontrolado.
_no es un impulso sujeto al dictado de los genitales.
_no es egoísta, ni agotador, ni enfermizo.
El amor verdadero:
_esta dispuesto a servir y a dar lo mejor de sí.
_es un estado del corazón, pero no divorciado de la razón.
_es el factor sin el cual la relación sexual carece de atractivo.
_es un don de Dios y se nutre de El.
A la luz de estas ideas, ¿no crees que el amor junto con el sexo es una fuerza que pueda obrar siempre a tu favor, si la sabes emplear con inteligencia.
Las sagradas escrituras tratan repetidamente el tema del sexo. Aunque el gran libro de Dios tiene como tema central el amor divino, también trata con frecuencia el amor que debemos expresarnos los seres humanos, incluyendo el sexo. En sus páginas se menciona la sexualidad correcta. Y aun aparecen diversas desviaciones condenables, tales como el incesto, la violación , la prostitución y la desnaturalización del sexo.
Nota lo que dice el libro sagrado acerca de este tema:
Dios es el creador del sexo. Por lo tanto, es un don divino.
El sexo no es sucio ni vergonzoso. Forma parte de las maravillas de nuestro organismo.
El propósito del sexo es triple: la reproducción, la felicidad y la unidad del matrimonio.
Así como el fuego puede destruir o beneficiar, como según se lo utilice, el sexo puede perjudicar o construir la vida de un muchacho o una chica, según sean sus hábitos y su conducta.
Ahora bien, ¿podría afirmarse que el sexo es la parte más importante de la vida? Algunos piensan que sí. Tiempo atras una conocida revista internacional dedicada al desnudo femenino realizó una encuesta entre dos mil hombres, de 18 a 49 años de edad. El propósito de tal encuesta era demostrar que el sexo constituye el primer interés de los jóvenes y los adultos varones. Sin embargo, los encuestados respondieron que los más importante para ellos era la salud, el amor, la paz mental y la familia. El sexo apareció en noveno lugar, una verdadera sorpresa para los directivos de esa revista.
Este resultado es revelador. Indica que el sexo no es tan dominante como pretenden demostrarlo los mercaderes de la pornografia.
Así que cuando un joven está dominado por la obseción erótica, la explicación puede ser el predominio de su impulso sexual, pero también el estímulo de lo que ve, lee y escucha. Los especialistas en esta disciplina afirman que el cerebro es el principal órgano sexual. El cerebro o la mente desempeña un papel decisivo en la sexualidad humana. Un muchacho o una chica puede excitarse o puede controlarse sexualmente, según sepa manejar sus pensamientos y su imaginación.
Un muchacho nos escribe: Durante varios años me sentí desorientado y descontrolado respecto al sexo. Cuando estaba con una chica o pensaba en ella, me resultaba dificil evitar mis fantasias sexuales. Esa obsesión no me dejaba concentrar en mis estudios. Un día fui a conversar con un consejero de jóvenes cristiano y comprensivo. Me hizo ver las cosas de un modo diferente y constructivo. Hoy me siento feliz y dueño de mi mismo.
Sexo y moral.
Gabriela le decía a sus padres: yo soy una chica moderna y quiero gozar de la vida. Y para ella gozar de la vida era practicar el amor libre y descuidar sus obligaciones. Hoy Gabriela esta muy lejos de ser feliz. Cada vez se aborrece más a sí misma. Pero precisamente por eso, queriendo combatir su insatisfacción, cada día se entrega a una conducta de libertinaje. A su edad de 18 años ha perdido su espontaneidad. Por la expresión de sus ojos, es una joven vieja.
La experiencia de Gabriela -o cualquier otra parecida- encierra una relación donde predomina la excitación egoísta, sin compromiso, ni amor, ni fidelidad. Esta es la clase de relación que enturbia la mirada, enferma el corazón (a menudo también el cuerpo), y mancilla el carácter sagrado del sexo como don de Dios.
En cambio, diferente es el caso de la intimidad matrimonial, programada por el creador. Esta gratifica a ambas partes por igual, porque se trata de una relación de amor fiel, madura y responsable. Es el fruto de un pacto de amor y fidelidad constante. No es la mera busqueda del placer egoísta. Es más bién una entrega recíproca, que no genera culpas ni insatisfacción, sino que hace felices al marido y su mujer.
Fragmentos del libro:
El poder del amor.
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