Luz y oscuridad.

Despues de un tiempo dejas a un lado, a los que siempre estan para lastimar. Entendí que cada uno ofrece lo que tiene adentro, que cada mala acción es un reflejo nada más. El castigo de los que obran mal es su propio ser, porque arrastran sus miserias; mienten hasta perderse, cambian de versión según  convenga, hablan de lealtad sin serlo y arruinan lo que se construye con esfuerzo en segundos.

Lo único que les importa es causar el desastre de otros para sentirse superiores, para aprovecharse, para tener algo más de que hablar, porque estan tan ocupados en la vida de otros que no ven su propio bienestar, ese es el castigo de los envidiosos. Ser pobres de espiritu por estar pendiente de los demás.

El enemigo no es alguien más, eres tú buscando derribar, destruir, y hacer tropezar. Cuando mantienes libre tu mente o estas ocupado sirviendo a los demás, no tienes tiempo para hacer daño a los demas.

El verdadero reto está en ser luz, en medio de tanta oscuridad. Todas las cosas hechas por el Señor tienen su propio fin, aun el impio, para el día del mal. Prov. 16.4

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