Los dones.
Hay una gran confusión de los dones en la iglesia en general. Porque no se conoce cuales son, no buscan discernimiento para conocer el propósito de los dones, y se deforma muchas veces en su utilización.
Los hijos de Dios tienen dones, los demas tienen habilidades. Los dones se elevan en el ámbito sobrenatural y las habilidades se desenvuelven sobre lo natural. Es decir, puedo tener don de enseñar la palabra, y así también otros pueden tener don de enseñanza pero no específicamente en las escrituras, porque lo que concierne a la biblia debe escudriñarse desde el entendimiento atravez del Espíritu Santo; y no todos poseen al Espíritu Santo.
Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente. 1 Cr2.14
Entonces ahí vemos diferencias, el Espíritu Santo hace la diferencia.
La obra de Dios no avanza por fuerza humana, sino por el poder del Espíritu Santo cambiando las mentes continuamente. Podemos decir que tenemos al ES, pero si no existe cambios, o transformación no sería cierto.
Los ministerios estan para complementarse en el desarrollo armonioso del cuerpo de Cristo a travez de las diferentes actividades que reflejan la visión celestial.
Nuestra visión es vivir el presente con enfoque en la eternidad. Por eso accionamos desde el entendimiento biblico reconociendo nuestra identidad. Aun así hay gran deformación en los diferentes dones, precisamente porque se deja a un lado la Palabra y la comunión con Dios.
El propósito principal de los dones no es para vanagloriarse, sino para la edificación de la iglesia para la gloria de Dios.
Debemos decir continuamente como expresaba Juan el baustista, es necesario que yo mengue y que Cristo crezca.
Un ministerio sin la gloria de Dios es un ministerio vacío. Podemos hablar en lenguas pero si no hay el orden escrito en las cartas apostólicas, no tiene fruto, es solo ruido.
Podemos hablar de alabanza, pero sí la alabanza no ministra, es solo sonido. Podemos predicar y dar mensajes, pero si no estamos en comunión con Dios, sí esta tergiverzado las escrituras, es solo entretenimiento.
El principio de todo don es estar guiado por el Espíritu Santo, leer la palabra y orar. Podemos tener bastante conocimiento, tener profundidad en la biblia, pero necesitamos el poder de Cristo en el presente, la unción, el entendimiento, las motivaciones correctas.
Dios no utiliza vasos sucios. Si existe un pecado que predomina tu vida, el ministerio en el que te encuentres o el don se volverá tal vez solo una habilidad que utilizes, vacia, sin sustancia.
También podemos errar al estar continuamente en servicio a los demás, en los ministerios sin dejar espacio para descansar en Dios y estar cerca de su corazón. El ministerio no debe sustituir la comunión. Las pausas son necesarias. Hay tiempos para dar, hay tiempos para estar solo a sus pies.
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